Existen muchas teorías
acerca de los grupos relativamente pequeños que concentran un gran
poder y que dominan el mundo. Ya todos hemos oído hablar de los
illuminati, Bilderberg, logias masónicas, Rockefellers, Rothschilds,
etc. Incluso hay quienes hablan de especies extraterrestres como los
reptilianos o los annunakis.
Pero, pensándolo bien,
¿no habría una forma mejor y más simple de distinguir y agrupar a
estas élites sin tener que recurrir a ninguna de esas teorías?
Es decir, ¿qué nos
importa que un individuo poderoso sea masón de grado 33, primo de
Rockefeller o cuñao de un Rothschild? ¿Qué nos importa de dónde
provengan Felipe González, Josemari Aznar, Rodrigo Rato y la
interminable pléyade de palmeros que les jalean?
Ya ha habido buenos
intentos de definir de una manera simple a esta pequeña fracción de
la sociedad. En Occupy Wall Street decidieron denominarles el 1%.
Ahora bien, con esta forma de expresarlo, ¿realmente describimos a
estos individuos? Decimos que son muy ricos, vale, pero ¿nos basta
con ello? Mucha gente sigue pensando que hacerse rico en sí no es
malo, que uno puede hacerse rico de una manera honesta. Nos ponen una
y otra vez el ejemplo de exitosos empresarios como Amancio Ortega,
que desde pequeñito se esforzó duramente vendiendo batas para
prosperar en el mundo de los negocios.
Entonces, aquí existe un
problema. Ser rico va asociado en muchos casos a trabajar duro.
¿Y sí en lugar de
definir a la fracción privilegiada de la sociedad a través de su
poder adquisitivo, la definiéramos a partir de su capacidad de
asimilar la explotación laboral, el fraude fiscal, la corrupción, el expolio y
contaminación del medio ambiente, el expolio de los recursos de
pueblos autóctonos, la tortura, y un larguísimo etc? Podríamos
matar dos pájaros de un tiro: clasificar a ese minoritario grupo
social de una manera sencilla e intuitiva, ¡y a la vez describirla
en su esencia más profunda!
Es por ello por lo que
escribo este artículo. Para proponer la redefinición del 1% como
Los Comemierdas, individuos
que, con tal de ganar pasta, son capaces de digerir cualquier
injusticia que se les ponga delante sin sacrificar un sólo minuto de
sus horas de sueño.
Mr. Maunitze